Construcción 26: Puerta de la prisión

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Terminada la construcción de las rejas que delimitarán los tres lados abiertos de la celda subterránea, ahora hay que pensar en el acceso para los prisioneros.
En principio pensaba realizar una puerta de tamaño normal, parecida a la cancela de hierro que cierra el túnel. Luego, considerando el uso que se va a hacer de la jaula, y tras haber observado algunas fotos de ambientes parecidos, me decido por una abertura más pequeña, que obligue el preso a bajar la cabeza y entrar levantando los pies uno a la vez.

En las fotos abajo se puede ver la reja antes de la operación y unos estudios que he hecho para intentar visualizar el aspecto de la puerta una vez terminada. La primera está realizada en chapa de hierro, mientras la segunda usando el mismo alambre de las rejas.
El modelo elegido será el primero, con movimiento horizontal en vez que vertical.


La primera dificultad con la que me encuentro es el recorte de la abertura en la reja. Esto hace que las barras más cortas no se sujeten y se hace necesario doblar las extremidades del alambre.
Tras varios intentos un poco torpes y la sustitución de un par de barras (no documentada por fotos), doy con el clavo y soluciono el problema.

Segunda dificultad: corte de la chapa y su montaje.
Hace unos meses recogí en un edificio en ruinas un trozo de tubería forrado de una lámina fina de metal, creyendo que podría revelarse útil.
Como siempre, he hecho simplemente lo que mejor me sale: recoger basura. De 10 trastos que llevo a mi casa, sólo 2 o 3 resultan útiles, pero si esta insana pasión dificilmente podría seguir adelante con mi proyecto.


Tras haber descarchado el tubo y limpiado el metal de los restos de pintura, lo voy frotando con fuerza con un papel de lija fino y lo meto en agua para ver como reacciona (y todo eso sin saber cual sería su utilidad).
El porcentaje de hierro en la composición del metal no debe ser muy alta, por eso el proceso de oxidación es bastante lento. Al final el resultado es bueno, ya que la capa de óxido tiene un tono bastante oscuro y no anaranjado como pasa a veces con el hierro puro.

Para recortar la chapa marco con un lápiz la silueta de la puerta en el hierro y golpeandola con martillo y cincel sobre mi particular yunque (un solo golpe seguro) la corto por los cuatro lados.
Los agujeros son realizados del mismo modo usando un clavo de carpintería.
Por supuesto todo esto tomando las necesarias medidas para no cortarme los dedos y llevando unas gafas de protección para los ojos.

De esta fase del trabajo tampoco tengo fotos, pero el resultado final es el siguiente:


Últimos retoques: una ligera capa de óxido para disimular los arañazos recientes y una quemadita con el encendedor.
Esta cancela no será una maravilla de la técnica, pero es mi primer trabajo de forja y podría ser peor. Así que la doy por terminada y en unos días la voy a montar en el sótano de la Domus...




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