El los subterráneos de la Domus no puede faltar una celda de seguridad donde encerrar los enemigos capturados o algún miembro rebelde de la familia.
Bajo una de las bóvedas he individuado un espacio cuadrado, cerrado a un lado por la pared de piedra y que delimitaré a los restantes tres con rejas y una pequeña puerta de hierro. Las barras estarán clavadas en todos los lados en el suelo, el techo y los pilares.
Bajo una de las bóvedas he individuado un espacio cuadrado, cerrado a un lado por la pared de piedra y que delimitaré a los restantes tres con rejas y una pequeña puerta de hierro. Las barras estarán clavadas en todos los lados en el suelo, el techo y los pilares.
Empiezo cortando las barras de hierro, usando un alambre viejo pero inoxidable.
En un primer momento pensaba realizar las rejas colocando sólo barras verticales, sujetas por una o dos horizontales de madera. El resultado (visible en la foto de arriba) podrÍa parecer satisfactorio a una primera mirada, pero no tenÍa para nada un aspecto medieval.
Una rápida búsqueda en internet confirma esta sensación, llevándome a modificar el proyecto sobre la marcha (como suele ser).
En un primer momento pensaba realizar las rejas colocando sólo barras verticales, sujetas por una o dos horizontales de madera. El resultado (visible en la foto de arriba) podrÍa parecer satisfactorio a una primera mirada, pero no tenÍa para nada un aspecto medieval.
Una rápida búsqueda en internet confirma esta sensación, llevándome a modificar el proyecto sobre la marcha (como suele ser).
Decido sostituir el alambre gris por el viejo alambre ya usado en la construcción de la cancela.
Tras verificar que las barras se pueden moldear con unos ligeros golpes y cruzar hasta formar una rejilla, busco una superficie dura que pueda servir de base para dar golpes con el martillo, posiblemente sin destruir las losetas del suelo o torturar los oÍdos de los vecinos con ruidos molestos.
Hago una prueba con una pieza de granito, pero tras los primeros golpes se parte por la mitad. Además la superficie no es suficientemente lisa y estropea en parte la capa exterior del hierro.
Cuando ya estoy a punto de renunciar me acuerdo de mi granada! El fruto simbolo de la ciudad donde vivo, reproducido por todas partes e incluso en el mobilio urbano...
Hace tiempo, aprovechando de unas obras, me llevé la cabeza de un pivote de hierro colado para agregarlo a mi colección de chatarra. Luego se quedó aparcado en la terraza...
Ahora he decidido que eso será mi yunque!
Tras verificar que las barras se pueden moldear con unos ligeros golpes y cruzar hasta formar una rejilla, busco una superficie dura que pueda servir de base para dar golpes con el martillo, posiblemente sin destruir las losetas del suelo o torturar los oÍdos de los vecinos con ruidos molestos.
Hago una prueba con una pieza de granito, pero tras los primeros golpes se parte por la mitad. Además la superficie no es suficientemente lisa y estropea en parte la capa exterior del hierro.
Cuando ya estoy a punto de renunciar me acuerdo de mi granada! El fruto simbolo de la ciudad donde vivo, reproducido por todas partes e incluso en el mobilio urbano...
Hace tiempo, aprovechando de unas obras, me llevé la cabeza de un pivote de hierro colado para agregarlo a mi colección de chatarra. Luego se quedó aparcado en la terraza...
Ahora he decidido que eso será mi yunque!
El montaje de las primeras barras resulta un poco complicado. Trabajando con las manos, sin pinzas u otros medios, las piezas tienden a moverse y doblarse hacia todas la direcciones. Sin embargo, una vez colocadas las tres primeras filas horizontales y verticales, la estructura se sujeta por si misma, resultando inútil el uso de cualquier cola.
Los golpes del martillo sobre las barras achatan las juntas, dandole al conjunto un aspecto más parecido a las verdaderas rejas.
Claro está que trabajando con el fuego se obtendrÍa una trabajo mucho mejor, pero no poseo una fragua, asÍ que me conformaré.
Los golpes del martillo sobre las barras achatan las juntas, dandole al conjunto un aspecto más parecido a las verdaderas rejas.
Claro está que trabajando con el fuego se obtendrÍa una trabajo mucho mejor, pero no poseo una fragua, asÍ que me conformaré.
Terminada la primera reja, le toca a la segunda y a la tercera. Las medidas deberÍan ser las mismas para las tres, con la única diferencia que en una de ellas se abrirá la puerta de acceso a la prisión.
En realidad el espacio entre las barras resulta diferente de una a otra, pero como irán montadas en diferentes lados de la "jaula" sin entrelazarse entre ellas, decido quedármelas asÍ.
En realidad el espacio entre las barras resulta diferente de una a otra, pero como irán montadas en diferentes lados de la "jaula" sin entrelazarse entre ellas, decido quedármelas asÍ.
AsÍ que ahora es el turno de la puerta...
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