[ESP] Construcción 59: El gato negro (5) - ritual propiciatorio

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Parece haber llegado el momento de escribir el último capítulo de esta historia.
Me refiero por supuesto al caso del pobre Cagliostro, el gatito negro que ya desde hace tiempo se encuentra encerrado en una jaula en el recinto de la Domus.
Como ya me habían anunciado, el fraile español amigo de la señora ya se encuentra en Italia, y por lo visto acaba de llegar a la ciudad escoltado por los soldados pontificios que le están acompañando hacia sus tierras castellanas.
Tras descansar por la noche en el hospital de la Commenda de Prè, ha encontrado a su devota admiradora con la cual se ha retirado en oración durante todo el día (y bien contentos).


Hace unos minutos ha llegado aquí un mensajero con una nota de la señora, en la cual me explica con todo detalle lo que hay que hacer para que el ritual del padre Samater pueda llevarse a cabo de la mejor manera. Deberá hacerse todo en esta noche de luna llena y no habrá otra ocasión.
Intentaré satisfacerla una vez más, aunque de malas ganas, pero cuando llegue el momento deberán prescindir de mi. No tego ninguna intención de participar a esta estupidez supersticiosa. En mi carrera de constructor he tenido ocasión de levantar decenas de edificios más o menos grandes, y en ningún caso fue necesario efectuar rituales propiciatorios ni mucho menos sacrificios de animales. En algún caso, justo unas invocaciones a la Virgen por parte de los futuros inquilinos...

Sea como sea, aquí está lo que me pidieron preparar:

Este pergamino, hecho con una tira de papel de arroz de una vieja lámpara, enrollada alrededor de un palillo de dientes, lleva el texto de la invocación en latín que el fraile leerá durante el ritual.
Además harán falta dos velas y el gato, al cual he suministrado un poco de opio con el último vasito de leche.
Después de dar lectura a la invocación, el pergamino será quemado y el gato quedará murado dentro de la Domus. Una vez muerto, su espíritu no abandonará el edificio, sino que quedará eternamente vinculado a él, ejerciendo la función de guardián y protegiéndolo de los malos espíritus y de la malasuerte.


Para que el ritual sea efectivo es indispensable una pequeña cantidad de sangre del constructor (o sea yo) y por lo menos un pelo de un gato negro de verdad.
El primer ingrediente ya está incorporado, desde el momento en que me corté inadvertidamente tallando unas piedras. Una gota de mi sangre cayó precisamente sobre el gato, manchando su hocico.
El segundo elemento lo recupero gracias a uno de los famosos gatos de la Alhambra de Granada, que frotándose con mis piernas me dió la ocasión de recoger algunos pelos.


Ya no falta nada, así que antes de que llegue el siniestro fraile me voy a marchar de aquí. Mañana cuando vuelva espero que esta historia habrá terminado una vez por todas.

A continuación les dejo el texto de la invocación de Guarnerius Samater, por si quieren seguir el ritual junto a él.

 "Repello te, spritus nequam; tibi denuntio
per Deum verum, ut exeas ac discedas ab
hoc loco, neque huc unquam redeas; tibi
impero in nomine Illus qui te superavit
ac devicit in patibulo crucis, cujus virtute
in aeternum revinctus fuisti et allegatus.
Tibi praecipio ne unquam deinceps omnes
habitantes in hoc habitaculo perturbes.
Visita quaesumus Domine,
habitationem istam, et omens
insidias inimici ab ea longe repelle;
Angeli tui sancti habitent in ea, qui nos
in pace custodiant et benedictio tua sit
super nos semper. 
Per Christum Dominum nostrum. 
Amen"

Me parece haber oído unos pasos por el callejón, probablemente ya están aquí. Me voy. ¡Suerte!








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