[ESP] Construcción 50: El gato negro (4) - ¡enjaulado!

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Discúlpenme si sigo con esta historia del gato, pero mientras que el tema no sea solucionado las obras van a seguir estancadas. Los constructores pierden tiempo para cuidar del gato y evitar que se vuelva a fugar, además en cualquier momento podría volver el señor con su mujer, y ¡Dios no quiera que ésto ocurra antes de haber cumplido con lo pactado en su anterior visita!

Tendré que apañarmelas con los materiales que tengo a disposición para construir una jaula en donde encerrar al gato, y por mayor seguridad la encajaré entre los muros a la base de la torre. De momento aún no estoy trabajando en ella, aunque ya he colocado algunas piedras.
Espero que el pobre animal (que álguien ha bautizado con el nombre de Cagliostro) no se queje demasiado y que los señores se encarguen de él lo más pronto, cualquieras que sean sus intenciones.

Para la construcción de la jaula opto por usar unas tiras de madera muy finas, obtenidas cortando un barquito de comida para llevar. Las voy cortando con el cutter, cruzándolas luego hasta formar un retículo regular, que cierro a dos extremos con unos listones más gruesos. Esta estructura resulta bastante fexible, así que (aunque no sin esfuerzo) consigo doblarla en "U" para poder insertarla en el hueco entre las piedras.

Mientras, he llamado la atención del gato con un cuenco lleno de leche. Para asegurarme de que no huyera durante las operaciones de cierre le eché también una gota de cola en el culito, como se puede ver en la imágen de abajo.
La rejilla de madera queda luego ulteriormente sellada por dos grandes bloques de piedra que cierran los dos lados abiertos. Ahora el gato está atrapado definitivamente y ya no puede moverse de ahí.


Y como a menudo suele ocurrir, hablas del diablo y aparecen sus cuernos. Pasados apenas unos minutos desde el cierre de la jaula, hace su ingreso en la obra nuestro querido cliente. Esta vez por suerte no va acompañado por aquella arpía de su mujer y la conversación asume un tono bastante más tranquilo.
Está evidentemente avergonzado por lo que ocurrió el otro día, y a pesar de que intente aparentar autoridad, tan sólo es el embajador de la voluntad (y de los caprichos) de su esposa. Su presencia aquí hoy es una prueba más de lo que digo.
Viendo el gato en la jaula parece relajarse, y se felicita conmigo por el resultado, ignorando casi del todo las nuevas estructuras en construcción.


Parece ser que mi idea de instalar la jaula a la base de la torre haya adelantado una precisa voluntad de su señora. Por lo visto la mujer, devotísima cristiana y respetuosa seguidora de los dógmas de Santa Madre Iglesia, está en contacto con un monje de Castilla, tal Guarnerio Samater, el cual en varias ocasiones la habría alertado sobre los poderes y los engaños de los gatos negros. Según él, son emisarios del Demónio y su presencia en una casa o en una ciudad anunciaría todo tipo de tragedias.
A mi me parece algo tan estúpido como contraproducente. El papel que el gato desarrolla en ámbito doméstico es por lo contrario muy valioso, y me permito hacérselo notar, aunque de forma muy sutil.
Él parece pensar como yo, pero está resuelto en llevar a cabo su proprio papel de perro fiel y no se atreve a questionar la voluntad de su dueña.

En fin, el gato tiene que quedarse donde está, a la espera que el monje se encargue de él. Ya, porqué en estos días el hombre de Dios se encuentra en Italia como embajador del Pontífice (que está en Avignon), y de camino a Roma se quedará en Génova unos días, alojado en el viejo palacio de los señores.
Durante su estancia visitará la obra con su séquito para darle su bendición y auyentar a los malos espíritus.

Creo que aquel día me iré a pescar.


MATERIALES:
plato deshechable de madera, listón de madera, cola blanca, vaina seca (cuenco), piedras

HERRAMIENTAS:
cutter, espátula para óleo (para la cola)

MEDIDAS (en cm):
tiras: anchura 0,2 - grosor ±0,1
hoyo: ± 4 x 2






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