[ESP] El gato negro: Una visita inesperada

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Ustedes ya habrán visto el gato que dejé libre por el sótano y la buena labor que está llevando a cabo en la protección de la despensa... Bueno, por lo visto la idea que tuve no ha encontrado el favor de la mujer de mi cliente, fanática de la religion y muy supersticiosa. A continuación les voy a transcribir palabra por palabra una nota enviada por el jefe constructor en la cual me pone al día sobre las últimas novedades:


"Noble señor
tengo la urgencia de informarLe, en calidad de humilde servidor suyo, sobre algunos recientes acontecimientos de los cuales juzgo deba ser informado.
Hace unos pocos días, aparecieron en nuestra Obra el Cliente acompañado por su Señora, que a la vista de nuestra mascota cayó víctima de la histéria. Entre chillidos y citas de las Sagradas Escrituras, trató al fin de apedrearle y golpearle con un palo.
Entonces, viendo que de nada servían sus esfuerzos, buscó el apoyo del marido, que en su presencia parecía una ramita sacudida por el vendaval y no supo oponer resistencia alguna delante de su furia.
Yo no entendí cual podría ser la razón de semejante odio hacia los felinos, los negros de modo especial. La mujer farfulló algo sobre ídolos paganos y emisarios del Maligno, haciendo repetidamente la señal de la Cruz de Nuestro Señor cómo si la simple pronunciación de ese nombre pudiese costarle la damnación eterna. ¡Vaya musaraña de mujer!... Hasta los cepillos de sorgo que nuestros obreros estaban usando para limpiar el suelo de la entrada despertaron su cólera. Éstas fueron sus palabras: "La obstinada limpieza de cosas y personas es síntoma de vanidad y representa un  grave pecado, además de facilitar el ingreso a nuestros hogares de espíritus malvados!"
Y venga santiguarse con la Cruz murmurando oraciones en latín...
Ya me explico si temor a equivocarme la razón de aquel olor fétido que la Señora lleva consigo. Libre sí del pecado pero también del buen jabón!"


"Mientras, el marido, evidentemente consternado de tanto jaleo delante de sus constructores, me arrancó la promesa que me libraría muy pronto del felino. De nada valieron mis intentos de explicar la extrema utilidad de su valiosa presencia. Sé que él piensa como yo que todo ésto son sólo vanas tonterías, pero como Usted bien sabe, mi Señor, ambos estamos atados por promesas indisolubles: quién a su noble Esposa, quién a los deberes de su Oficio. Por ésto al fin cedí también a la última solicitud que Le voy a relatar."

"Antes de volver a su hogar, los nobles Señores se quedaron parloteando unos instantes a distancia de seguridad. El marido, con su enfatizada gestualidad aparentaba autoridad, pero cuando al fin me dirigió la palabra, entendí que realmente así no era: finalmente capitulaba delante de la ultima petición de su detestable mujer.
"Que el felino no desaparezca, sino que sea encerrado en lugar seguro y bien alimentado hasta nuevas órdenes".
A mi fé, mi buen Señor, ya creo intuir cual será el triste destino de aquella pobre criatura. Pero si éste es el precio que hay que pagar para que el trabajo siga sin problemas, lo haremos ciertamente sin dudas ni tardanzas."


"¡Que así sea, entonces! Librémonos del gato y que cada cual pueda por si solo ser testigo de las infaustas consecuencias de tan necia decisión!
A la espera de conocer la voluntad de aquella vieja musaraña, rindo mis sinceros homenajes a su excelente Señoría"

Su Siempre Fiel y Humilde Constructor
I.M.

¿Qué más decir? Yo en estas cuestiones religiosas/culturales no quiero meterme, y me limitaré a observar lo que ocurre alrededor de la obra de mi Domus.
Veremos como seguirá esta historia. Al fin y al cabo, sea lo que sea, ésto ya ocurrió hace siglos y no podemos hacer nada para evitarlo...



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