Después de haber construido los dos primeros pilares de piedra (uno de ellos aún sin terminar), tuve que parar la obra durante un par de semanas por temas burocráticos.
De vuelta al trabajo procuré acabar de inmediato el segundo pilar, pero en vez de seguir construyendo los dos que faltan, decidí aportar una pequeña variación al proyecto.
De vuelta al trabajo procuré acabar de inmediato el segundo pilar, pero en vez de seguir construyendo los dos que faltan, decidí aportar una pequeña variación al proyecto.
Las cosas repetidas me aburren y construir dos pilares más con las mismas características no me estimulaba mucho. Además la continua documentación me va sugiriendo cada vez nuevas soluciones...
Así que en esta segunda parte del subterráneo pasaré a realizar dos columnas de piedra maciza, con base y capitel tallado.
Así que en esta segunda parte del subterráneo pasaré a realizar dos columnas de piedra maciza, con base y capitel tallado.
Voy cortando los segmentos que compondrán la primera columna con el Dremel, aprovechando en parte algunas piezas de pizarra ya cortadas en pequeños circulos.
La suma de los segmantos deberá corresponder a la altura de los pilares ya realizados, así como la anchura de las cornisas sobre las cuales apoyarán las bóvedas de arista.
La suma de los segmantos deberá corresponder a la altura de los pilares ya realizados, así como la anchura de las cornisas sobre las cuales apoyarán las bóvedas de arista.
Primero voy dando forma al pedestal de las columnas, frotando ligeramente las esquinas con papel de lija. Luego, con el mismo papel y con una pequeña lija a sección circular, creo los surcos en las molduras de la base y las secciones cilíndricas de las columnas.
La pizarra no resulta especialmente difícil de trabajar incluso con esas herramientas tan básicas. Sin embargo las cosas se van haciendo más complicadas con el capitel, que presenta una forma bastante más elaborada.
La pizarra no resulta especialmente difícil de trabajar incluso con esas herramientas tan básicas. Sin embargo las cosas se van haciendo más complicadas con el capitel, que presenta una forma bastante más elaborada.
Con un punzón, dibujo en el bloque de pizarra un círculo del mismo diámetro del fusto de su columna. En las caras laterales grabo cuatro semicírculos, marcando así las áreas donde tendré que quitar material para obtener la forma del capitel.
Una primera reducción de la forma la consigo "rallando" la piedra sobre el papel de lija y eliminando de este modo las esquinas superfluas, para luego empezar el verdadero trabajo de talla con el Dremel y la punta de diamante.
Una vez terminado el trabajo, coloco de forma provisional el capitel en la columna, efectuando algunos retoques para que su perfil coincida perfectamente con el fuste. Este va adquiriendo también una forma ligeramente convexa, haciendose más fina en las dos extremidades.
Antes de poder pegar las diferentes piezas aún faltan un par de detalles: el friso del capitel y la cornisa. Para el primero voy usando de nuevo la punta de diamante y trabajo la piedra imitando los golpes de un cincel, mientras la cornisa es mucho más fácil de realizar y puedo acabarla usando simplemente el papel de lija.
He aquí las dos columnas terminadas y puestas en el interior de la Domus:
He aquí las dos columnas terminadas y puestas en el interior de la Domus:
(actualización 1/9/2010)
Las columnas acabadas de este modo me dejaban bastante satisfecho, pero más por el resultado técnico que por su forma. Algunos elementos, observados con ojo crítico, resultaban muy poco medievales. Por ejemplo las molduras de la base y la forma convexa del fuste recordaban más un tardío Renacimiento que la Edad Media.
En un primer momento dejé pasar estas incongruencias, pero con el tiempo aquellos detalles me iban apareciendo cada vez más fuera de lugar, llevandome a la decisión de meter mano otra vez a las columnas.
Podía "medievalizar" dichos elementos aportando unos pocos cambios, y evitanr así esa molesta sensación de error que probaba al observarlos.
En un primer momento dejé pasar estas incongruencias, pero con el tiempo aquellos detalles me iban apareciendo cada vez más fuera de lugar, llevandome a la decisión de meter mano otra vez a las columnas.
Podía "medievalizar" dichos elementos aportando unos pocos cambios, y evitanr así esa molesta sensación de error que probaba al observarlos.
El modelo que uso de referencia para la correción de las columnas son los pórticos de Chiavari (pronuncia Quiávari), una pequeña ciudad al este de Génova cuya arquitectura tiene mucho en común con la de su capital.
En estas operaciones de retoque sólo voy a usar herramientas manuales.
Tras haber despegado las piezas, voy lijando las molduras reduciendo su diámetro hasta el nivel del fuste. Elimino también la convexidad central para dejar el fuste cilíndrico.
Además de ésto, voy modificando la base rebajando sus esquinas con la lija circular para obtener un efecto cóncavo parecido al que se aprecia en la foto pequeña de arriba.
Tras haber despegado las piezas, voy lijando las molduras reduciendo su diámetro hasta el nivel del fuste. Elimino también la convexidad central para dejar el fuste cilíndrico.
Además de ésto, voy modificando la base rebajando sus esquinas con la lija circular para obtener un efecto cóncavo parecido al que se aprecia en la foto pequeña de arriba.
Vuelvo a montar todas las piezas con la cola blanca y aquí está la 'nueva' columna. El fuste central resulta un poco más gordo de la media, pero me parece que ya encajaría en un edificio del siglo XIII-XIV d.C.
Aquí se pueden comparar las columnas antes y después de la operación:
(actualización 7/12/2010)
Últimos remates antes de la puesta en obra definitiva: relleno de las juntas, limpieza y barnizado.
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