[ESP] Construcción 52: Suelo empedrado

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El empedrado ("rissêu" en genovés) es una técnica de pavimentación en mosaico que usa pequeños guijarros de diversos colores para decorar suelos en patios y zonas exteriores.
Fue muy usado en Liguria a partir del siglo XIV-XV, a raíz de los contactos que los genoveses tuvieron en esa época con el sur de la península ibérica, donde esta técnica era conocida por los árabes. En la región italiana se convirtió en una forma barata para decorar sagrados de iglesias y edificios religiosos, pero también públicos y privados. Los colores dominantes solían ser el blanco y el negro, aunque no faltaban ejemplos cromáticamente más ricos. Si quieren ver más imágenes, sigan este enlace y disfruten.


Como aficcionado al mosaico (en especial de época clásica) no podía renunciar la tentación de realizar una pavimentación de este tipo, y el pórtico representaba su única posible colocación dentro de la Domus.

Tratándose de una técnica bastante rica, podría usarse para pavimentar el espacio delante da la entrada principal, distinguiendo así la parte noble de la casa de la parte comercial y enriqueciéndola con un toque puramente decorativo. Me refiero por supuesto a "mi" Domus y no a los normales edificios medievales, ya que aquellos probablemente prescindían de esta clase de elementos. De hecho la técnica del "rissêu" se haría más común en siglos posteriores, aunque no se puede excluir que algún señor adinerado encargara un suelo de este tipo a sus constructores. Lo fundamental era tener a disposición unos genovinos de más para pagar el paciente trabajo de algún obrero especializado.
Como ya he dicho más veces, en la construcción de la Domus no hay límites de dinero (claro, lo hago todo yo y gratis...)

Una vez decidida la técnica para la pavimentación de la logia pequeña, se trata de elegir el sujeto que iré a componer. Este podría tener una función puramente decorativa o darme la ocasión de "firmar" de algún modo todo el trabajo.
La segunda posibilidad es la que me atrae más: podría dibujar con el empedrado mi monograma con las iniciales W y M, y quizás también la fecha de su construcción. Hay muchos ejemplos de este tipo, como los empedrados de época moderna que pongo aquí al lado.

Así que dibujo una serie de bocetos para visualizar los posibles resultados y establecer la cantidad de guijarros de cada color que voy a necesitar.
Para recuperar el material útil a la construcción de mi rissêu, tendré que cernir toda la gravilla recogida en la playa para seleccionar las piedritas más indicadas.
Esta empresa se revela más difícil de lo que creía, ya que los guijarros blancos y negros no abundan. Además son de tamaño variable y especialmente en el caso de los blancos el tono varia de una piedra a otra, pasando del blanco cándido (probablemente cuarzo) al gris claro, hasta el marfil.

Bueno, tras varias horas de selección con pinzas y lupa, consigo juntar dos montoncitos con las piedras que servirán de teselas para mi mosaico.


El diseño elegido es el tercero, el que lleva la fecha en números romanos con las dos iniciales separadas sobre fondo blanco. El rombo blanco está inscrito dentro de un cuadrado más grande (el perímetro del pavimento) que en un principio tenía que estár hecho con losetas de pizarra, pero que en fase de realización construiré con los mismos guijarros negros.

Con respecto a la puesta en obra, sin embargo, tendré que estudiar una técnica diferente de la real, que me permita componer la pieza a parte para colocarla en su posición definitiva en un segundo momento.
Seguir el mismo procedimiento ilustrado en la imágen aquí al lado me obligaría a trabajar directamente en el espacio muy reducido de la Domus. Además, sería muy difícil conseguir que guijarros tan pequeños agarrasen bien al fondo tan sólo usando cemento y agua.
Decido entonces preparar un soporte provisional de plastilina, sobre el cual trazaré unas guías que servirán para la puesta de las piedras. En esta superficie blanda las piedritas de mayor tamaño podrán ser empujadas más a fondo, obteniendo así un suelo más plano y regular.


El soporte provisional de plastilina tiene la ventaja de no secarse a contacto con el aire (lo que ocurriría por ejemplo con la arcilla).
Encima de esta base, cortada en la misma forma del pavimento, coloco una gasa fina, sobre la cual voy pegando los guijarros uno a uno.
Al final la gasa quedará pegada al fondo del mosaico y me permitirá remover la plastilina sin el riesgo de que se pierdan piezas.


Comienzo la puesta desde las esquinas, enmarcando así el rombo interno. Como las piedras tienen formas bastante diferentes entre si, me resulta imposible colocarlas de manera tan ordenada y precisa como en los verdaderos empedrados. Algunas están puestas de canto, otras planas, cuidando sobre todo que ninguna sobresalga demasiado a romper la uniformidad de la superficie.

Una vez acabado este marco, paso a la composición de la fecha. Las iniciales están formadas por guijarros de color amarillo, que se encotraban en la misma gravilla de la que salieron los demás, aunque en número muy limitado.


Ahora no queda más que rellenar el rombo central con los guijarros blancos. También en este caso las formas y los tonos de color son muy variados, pero el efecto final parece bien conseguido.

 
Cuando la cola se ha secado, por fin puedo quitar la plastilina, que se despega con facilidad, y cortar los excesos de gasa en los cuatro lados.


Con esta operación. la primera fase de la realización del suelo está terminada. Ahora hay que preparar el fondo sobre el cual deberá ser colocado.
Añado al relleno de la bóveda una capa fina de cemento rápido, que aplico también a la superficie trasera del mosaico, y procedo a la puesta en obra.


Son momentos críticos, ya que además de trabajar con cierta velocidad, tengo que cuidar que el resto de las estructuras no se ensucie y evitar arañarme con el alambre que sobresale por todas partes de los muros y que en más de una ocasión ha probado ya el sabor de mi carne.
Además debo verificar que el mosaico resulte perfectamente horizontal y que no haya desnivel entre ese y el escalón más alto del pórtico.
En realidad, aunque no esté documentado por las fotos, cuando el cemento ya estaba a medio secar, pude verificar que su fuerza no era suficiete y reforzar la unión con otra capa de cola.

Finalmente, aplico una ligera presión con la espátula sobre toda la superficie y dejo reposar.


Al día siguiente, comprobada la resistencia de la estructura, continuo rellenando las juntas con cemento diluido.


El empedrado ahora está terminado. Sólo le falta un ligero pulido que dará al suelo un aspecto "pisado", uniformando aún más la superficie.


No quedarían mal unos hilos de hierba asomando entre los guijarros, pero ya sería pretender demasiado...

MATERIALES:
guijarros de playa, gasa, plastilina (es fundamental que sea de color rosa), cemento, cola blanca, papel de periódico, regla


HERRAMIENTAS:
pinzas, punzón, espátula, pincel, Dremel + disco para pulir


MEDIDAS (en cm):
perímetro 5,7 x 5,7 - guijarros ± 0,2




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