Segundo post sobre la construcción de los muros (aquí el primero).
Del mismo modo en que lo hice con el suelo, una vez completada la construcción, paso a los remates con papel de lija y al relleno de las juntas con cemento.
Para el pulido de los muros construyo una pequeña herramienta pegando un recorte de papel de lija fino sobre un soporte de madera, que me permitirá acabar rincones y esquinas de forma más precisa que con el uso de los dedos.
Para el pulido de los muros construyo una pequeña herramienta pegando un recorte de papel de lija fino sobre un soporte de madera, que me permitirá acabar rincones y esquinas de forma más precisa que con el uso de los dedos.
No voy puliendo los muros de manera uniforme como hice con el suelo. Voy dejando algunas zonas menos niveladas para añadir un toque real al conjunto.
Terminado el pulido con el papel, hay que limpiar los muros del polvo de Das. Esta tarea en particular es la menos divertida, ya que la aspiradora no consigue eliminar lo que se acumula en los rincones y entre las juntas, obligandome al uso de una técnica eficaz pero poco diña: ¡soplar!
Tras las primeras malas experiencias, aprendo a cerrar los ojos a tiempo y a alejar la cara de la maqueta antes de volver a respirar...
Tras las primeras malas experiencias, aprendo a cerrar los ojos a tiempo y a alejar la cara de la maqueta antes de volver a respirar...
Para el relleno de las juntas preparo una solución bastante líquida de agua y cemento (fragüe) que puedo aplicar con un simple pincel para luego remover los excesos con el mismo pincel o con un paño húmedo.
Para terminar, el último pulido. Esta vez más superficial que el anterior, justo por la satisfacción de levantar un poco más de polvo...
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