Antes de poder empezar la puesta en obra del suelo, será necesario llevar las dos trampillas al mismo nivel de la planta baja. En esta primera fase me encargaré únicamente de la trampilla mayor, ya que la pequeña se encuentra en una zona que presentará otro tipo de pavimentación.
Tras añadir una rosca de ladrillos a la circunferencia de la trampilla, me encuentro al mismo nivel que los muros de piedra. Sin embargo aún no es suficiente: hay que tener en cuenta el grosor del suelo (que todavía no está) y hará falta entonces una rosca más.
Así que el grosor de la estructura crece de manera considerable, y para distribuir mejor la carga decido dar a la abertura una forma ligeramente cónica, colocando la última serie de ladrillos en una circunferencia de menor diámetro y puliendo las paredes de la parte inferior para ampliar el agujero original.
Así que el grosor de la estructura crece de manera considerable, y para distribuir mejor la carga decido dar a la abertura una forma ligeramente cónica, colocando la última serie de ladrillos en una circunferencia de menor diámetro y puliendo las paredes de la parte inferior para ampliar el agujero original.
Por suerte ésto no representa un problema trabajando con el Das, aunque el riesgo de llenar de polvo los subterráneos es bastante real. Para evitarlo, coloco debajo de la bóveda (aislada del resto de la cantina con dos tapones de goma) un trozo de cartón puesto a modo de tobogán, esperando que sea suficiente para proteger el interior del polvo.
A pesar de mi precaución me veo obligado a pasar la siguiente media hora limpiando cada rincón con la punta de un pincel, teniendo cuidado además que el polvo rojo no manche las superficies ya acabadas...
El trabajo sobre la trampilla sigue luego con el relleno de los huecos alrededor de las roscas. La base de cemento sobre la cual colocaré el suelo del fondaco se terminará más adelante cuando se rellenen también los muros.
Con el cemento ya seco procedo a la puesta en obra de la última rosca, más pequeña que las anteriores y que puliré junto con el suelo una vez terminado.
Siendo éstos los ladrillos que al final resultarán visibles desde el interior del almacén, intentaré hacer que la forma de la trampilla resulte muy regular, acercándome lo más posible a una circunferencia perfecta. Con este objetivo coloco sobre la rosca un disco de papel dibujado con la ayuda de un compás y repaso su perímetro con un rotulador negro. Una vez apartado el disco, las zonas pintadas de negro se eliminan con el cutter, y el juego está hecho.
Otra circunferencia más pequeña marca también el límite interior dentro del cual tendré que realizar el escalón necesario para que la reja metálica encaje en posición cerrada. Desde el principio usé esta pieza, que se vendía en una tienda de Barcelona como elemento de joyería artesanal, como modelo para la construcción de la trampilla. Ya me dirán si queda mejor así o si preferirían verlo colgando del cuello de alguna señorita.
"Depende de la señorita", me dirán. Y entonces no me quedará sino darles la razón!
Para ser acabada, la estructura aún necesita un poco de trabajo (otro pulido interior, barnizado de los ladrillos...), pero la trampilla puede considerarse hecha. Aquí abajo es como aparece vista desde los subterráneos:
El trabajo sobre la trampilla sigue luego con el relleno de los huecos alrededor de las roscas. La base de cemento sobre la cual colocaré el suelo del fondaco se terminará más adelante cuando se rellenen también los muros.
Con el cemento ya seco procedo a la puesta en obra de la última rosca, más pequeña que las anteriores y que puliré junto con el suelo una vez terminado.
Siendo éstos los ladrillos que al final resultarán visibles desde el interior del almacén, intentaré hacer que la forma de la trampilla resulte muy regular, acercándome lo más posible a una circunferencia perfecta. Con este objetivo coloco sobre la rosca un disco de papel dibujado con la ayuda de un compás y repaso su perímetro con un rotulador negro. Una vez apartado el disco, las zonas pintadas de negro se eliminan con el cutter, y el juego está hecho.
Otra circunferencia más pequeña marca también el límite interior dentro del cual tendré que realizar el escalón necesario para que la reja metálica encaje en posición cerrada. Desde el principio usé esta pieza, que se vendía en una tienda de Barcelona como elemento de joyería artesanal, como modelo para la construcción de la trampilla. Ya me dirán si queda mejor así o si preferirían verlo colgando del cuello de alguna señorita.
"Depende de la señorita", me dirán. Y entonces no me quedará sino darles la razón!
Para ser acabada, la estructura aún necesita un poco de trabajo (otro pulido interior, barnizado de los ladrillos...), pero la trampilla puede considerarse hecha. Aquí abajo es como aparece vista desde los subterráneos:
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